El miércoles pasado hablábamos del desafío que supone recomendar a ciertas edades. En literatura juvenil ese desafío se multiplica, ya que es un público curioso y exigente, son nativos digitales y consumen todo tipo de formatos.
Sus gustos ya están marcados y, aunque irán modificándose, no se dejan convencer fácilmente. Amigos, redes sociales, booktubers y bookstagrammers, son fuentes para estar al día (con el riesgo que puede suponer, pero eso será para otro día). Las sagas ganan por goleada, saben captar su atención con mundos bien construidos, inquietantes, que reflejan problemas que les preocupan y con personajes llenos de carisma y diversidad.
Y todo lo que sea imagen es bienvenido. Continuamente expuestos a ello, son consumidores compulsivos de lo visual. A nosotros nos ha gustado mucho La noche es mi reino, de Claire Fauvel, un cómic que habla del paso de la adolescencia a la madurez, de lo que entraña ser adulto, de luchar por lo que uno quiere, de crítica social, de pasión y de obsesión. ¿Les suena?