Seguramente alguien ya habrá hecho una tesis doctoral sobre esto: en la literatura infantil los animales hablan por los codos. Luego ya la literatura se va convirtiendo en algo que les sucede a personas cada vez más mayores, pero ahí, en esa franja de lecturas para bebés y niños de seis años, todavía se respira la magia de lo insólito, la naturalidad para crear universos creíbles más allá de cualquier lógica zoolinguística. Vamos a escuchar a unos cuantos entre los libros de esta semana.
El lobo gris y la mosca, de Gilles Bizouerne (Edelvives), es un divertido cuento donde un texto dinámico y lleno de onomatopeyas se alía con la ilustración expresiva y muy cómica para narrar una historia encadenada. Y la historia es la siguiente: una mosca perturba al lobo gris en su buena siesta. De repente, ¡zas!, ¡mosca tragada y devorada! Pero esa tarde, cuando el feroz lobo se dispone a aullar con sus hermanos, de sus fauces solo sale un ridículo zumbido. Y todo irá de mal en peor cuando intente solucionarlo. El lector va pasando de la risa a la compasión por el pobre lobo en esta narración llena de ritmo y con sorpresa final.

-¿De dónde vengo papá?, pregunta un zorrito. –Todos venimos de las estrellas, responde papá zorro. Comienza así una tierna conversación entre ambos sobre los secretos del universo, conversación que da forma a El zorro curioso y el universo. Un libro sobre el Big Bang, de Robert Farkas (Lumen) . Así, mientras contemplan las estrellas desde la Tierra, van surgiendo las preguntas que papá zorro responde con sencillez y que encuentran un desarrollo más técnico al final de la página, ofreciendo dos niveles de explicación aunque sin dejar de ser accesible. Nociones de astrofísica para los más pequeños y otra idea igual de importante: prestando atención a sus preguntas fomentaremos la ilusión por aprender.
A veces los problemas nos superan y damos vueltas y vueltas sin ir a la raíz del asunto. Y más cuando se es adolescente y se debe afrontar un penoso tema familiar. Eso le ocurre a Mike en El árbol que crecía en mi pared, de Lourdes Navarro (Sallybooks). En clase es invisible y en casa sus padres no paran de discutir y, para colmo, nace un árbol en mitad de la pared de su cuarto. Viñetas de diferentes formatos y una ilustración esmerada van dando forma a esta historia que avanza a ritmo creciente para mostrar el miedo y el desconcierto que siente el protagonista, una angustia que crece como el árbol al que se tendrá que enfrentar. Y este cómic puede ser un buen desencadenante para acercar ciertos temas.
Acaba de llegar la nueva novela de Alba Quintas Garciandia, La venganza de Ariadna (Nocturna), un texto cargado de sentimiento que aborda un tema duro y difícil. Y es que la autora no se deja amilanar por contenidos arduos, como demostró en un anterior título La flor de fuego. Y pone atención en la construcción de los personajes, la ambientación y la construcción de la trama, que dicho así, parece fácil. Comenzando por el final, recurso que ya ha utilizado, cuenta la historia de Martina, que una noche irrumpe en la vida de Astrid cuando esta la acoge en su casa después de huir de un suceso traumático que acaba de vivir en una fiesta. A través de esta narración, la autora se mete en la piel de las protagonistas y pone voz a tan dolorosa situación.
Hoy recuperamos

Siruela trae un personaje clásico de los años sesenta, Capitana Serafina, de Laurent de Brunhoff, el autor del célebre elefante Babar. En un título anterior la jirafa Serafina viajaba a casa de su abuela por el cumpleaños, donde se reunía con todos sus amigos, pero ahora las vacaciones con la Abuela Jirafa se han terminado y deciden volver a casa a bordo de su velero La libélula. Mil peripecias les esperan, que quedan recogidas en una propuesta gráfica ingenua y colorida, donde el valor de la amistad y las aventuras despreocupadas de la infancia marcan la serie, adecuada para ser leída en voz alta. Traduce Julio Guerrero.