¡Buenas tardes, corsarios!
Viernes número nosecuántos de la cuarentena, tercera evaluación. Se nos ha echado el viernes encima, de sopetón, camuflado de día normal. Tan normal como cuando Faemino y Cansado se hicieron budistas: un día de esos que vienen en negro en el calendario, de esos que te levantas y dices: “uy qué normal va a ser este día, menos mal que ya son las siete de la tarde y ya queda poco”. Genios.
Hemos empezado la semana leyendo a Iván de la Nuez preguntándose esto: ¿Debemos sobresaturar de cultura la pandemia?Terminaba su artículo así: “Si, como se nos dice, esta pandemia es la guerra, tal vez al mundo de la cultura le convenga cargar sus armas en lugar de apuntarse al bombardeo. Tampoco estaría de más que, en esa ralentización de la tragedia, se detuviera en las víctimas de la contienda”.
Y hemos llegado al viernes con un apagón cultural en redes promovido por actores para denunciar la falta de apoyo explícito al sector cultural en la muy comentada comparecencia del ministro Rodríguez Uribes: “Me tienes caliente, hombre. Cuidado con las cosas, cuidado con las cosas”, le respondía un iracundo Juan Echanove.
Días en los que para no pasar nada pasa de todo. Y todo pasa como movido por una fuerza extraña, empujada desde los extremos y provocando fricciones magnéticas. Propuestas maximalistas, excesos de vehemencia, dale fuerte al botón del jaleo. Días achatados por los polos, como el planeta. Seguiremos investigando en estas líneas tectónicas.
En el mundo editorial también ha habido marejada, e incluso mar gruesa. Desde algún gran grupo aprovechando su potencial económico para seguir vendiendo aunque tengamos las librerías cerradas, hasta algún emprendedor espabilado que tirando de bases de datos, cuatro líneas de código y morro marca España ha querido disfrazar de altruismo la vieja idea de venderle flotadores a los que se están ahogando. Mientas escribimos esto, ha salido otro (en serio). En fin, que te lo contamos casi más como desahogo y por salseo que como información que te valga para algo.
El caso es que nosotros –habiendo aceptado ya que si tuviéramos que estar dentro de un cuadro éste sería El grito, de Edward Munch– observamos los movimientos con la misma calma tensa que cuando Fry de Futurama se tomó 100 tazas de café. La idea es salir de esto juntos haciendo lo que cada uno mejor sabe: nosotros vendiendo libros y vosotros leyéndolos. Y más que pedirte algo, estamos pensando en qué te podemos ofrecer nosotros a ti cuando todo esto termine, sea lo que sea que venga después, y podamos abrir.
Igual lo de poder llevarte los libros a casa en bici, como hicimos un par de días antes de cerrar, es buena idea para mantener. Nos gusta tener las piernas fuertes. Aceptamos sugerencias. Como nuestros hijos, ahora vivimos en un eterno presente en el que una chuche de postre les hace más ilusión que unas vacaciones en la playa en verano.
Cosas que han aparecido en nuestro grupo de whastapp:
- Un líder de la oposición leyendo a Harari en inglés en medio del salón y con todos los libros de arte que te regalan los que no saben qué regalarte. Venga ya.
- Una foto de Geek Furioso con una corona del Burguer King. Te echamos de menos, Geek Furioso.
- Un menú a base de puré de verduras y pechugas de pollo que no gustó a todo el mundo.
- La receta de la sublime torrija que hace Ana en el Modo Bar. Se nos cae una lagrimita.
- El Picadilli de andar por casa que han montado en casa de Antonio. Picadilli=sala de juegos, para los no salmantinos.
- La eterna discusión de que si no lleva carne no es boloñesa o que sí lo es y que además está muy rica. Discusión vegetariana.
- ¡Que vuelve El Víbora! La revista de nuestra juventud underground saca un número online, gratuito y de supervivencia. Olé.
- Portadas de cosas que estamos leyendo. Ventiladores Clyde, de Seth, y Los millones, de Santiago Lorenzo (Miguel), Nox, de Anne Carson, y Beloved, de Toni Morrison (Guillermo), Bodas en casa, de Bohumil Hrabal (Antonio).
- Hay unos pavos haciendo réplicas de cuadros históricos. Hemos empezado a hablar de arte y resulta que tres de nosotros estábamos leyendo sobre ello: Antonio La rebelión romántica, de Kenneth Clark, y Calle de la mirada, de Jean Frémon; Rafa la Historia del Arte de Gombrich y Mercedes ¿Qué estás mirando?, de Will Gompertz, y Cómo hablar de arte a los niños, de Françoise Barbe-Gall.
- Viejos suplementos culturales publicados en Salamanca en los años noventa sepultados por el tiempo y que el tiempo libre de ahora desempolva.
- El nombre de una serie que Rafa dice que es muy buena, sobre los inicios de la informática en los años ochenta: Halt and Catch Fire.
- Correos, números con el signo de porciento detrás, noticias, reportajes y canciones.
Y así lo vamos pasando.
Volveremos la próxima semana a contarte qué tal. Ánimo, fuerza ahí con todo, calor y cariño para esa gente próxima que no puede evitar sentir miedo. Pasa una buena semana.