¡Buenas tardes, corsarios!
No es viernes todavía. Y no es que no sepamos en qué día vivimos, que es una frase que ahora se oye mucho y que también decimos un par de veces al día. Es que mañana es el Día del Libro y comparecemos en tu correo con dos objetivos.
El primero es breve y se expresa de manera sencilla: gracias. Podríamos añadirle números delante a esa palabra, determinantes y adjetivos, meterla entre exclamaciones y ponerla en mayúsculas y en negrita. Y todos esos resaltados juntos no alcanzarían a expresar lo que llevamos sintiendo desde que el viernes pasado te presentamos nuestra idea de la tarjeta regalo.
Sabes que no somos muy dados a inflamar las emociones, y menos en un momento como este donde la tragedia lo pone todo a flor de piel. Tiempo tendremos de hablar tranquilamente de lo que significa para la pequeña escala de nuestra realidad que una librería y el grupo de lectores a los que aglutina sean capaces de conseguir cosas juntos. Así que de momento, simple y llanamente: gracias.
El segundo punto en el orden del día es que si no te habías enterado, por lo que fuera, tenemos una tarjeta regalo bien maja para no dejarnos pasar esa tradición de regalarnos libros el 23 de abril. La compras online por la cantidad que quieras, se la regalas a alguien o te la quedas para ti y la cambias por libros en nuestra web o en la tienda cuando abramos. No caduca. Cero problemas.
Si ya la has comprado y te has gastado una parte, hemos habilitado una página para que puedas consultar en cualquier momento el saldo que tienes disponible. Es aquí: Consulta tu saldo.
Va a ser un Día del Libro extraño. Estos días hablábamos de cuáles eran nuestros recuerdos, costumbres o manías del 23 de abril. Y la conclusión era que –quince horas y varias toneladas de libros cargados a pulso después– es una jornada donde el trabajo se contagia de ese espíritu festivo en torno al libro, quizá el único día del año donde todo el foco está puesto en eso que nos gusta tanto que es la lectura. Y que esa noche te comes una hamburguesa en el Cacho reventado pero contento.
Rafa extrañará no mirar diez veces diarias la previsión del tiempo y no recuerda Días del Libro sin trabajar. Mercedes echará de menos ese momento de sacar los libros de las cajas mientras todavía salen los rezagados de El Ambigú –ese after del pasaje del Coliseum– a primerísima hora, dejarlos todos colocados y lanzarse a por lo dulce de Las Torres. Antonio no podrá comprar en cualquier puesto un ejemplar de Cosecha roja, que suele regalar todos los años a alguien (a alguien distinto, si no sería muy raro). Guillermo recordaba cómo hace años se daba tres o cuatro vueltas y a cada una pillaba un libro en Hydria: “Lo tuyo ya es vicio”, le decía Rafa. Miguel iba a última hora a echar una mano a Hydria y siempre lo consideraba un día especial, diferente.
Es un día muy de librería pura, de antigua usanza. Ni ordenador, ni bases de datos. Los libros que crees que pueden gustar a tus lectores, una lista muy meditada que al final siempre acaba quedándose corta, amigos que vienen a ayudar (Marta, César y Seve, siempre ahí) y la disposición para disfrutar de un día festivo en un lugar como la Plaza Mayor, ese lugar que lleva siglos siendo el mismo pero que cambia varias veces cada día.
Habíamos pensado también recomendarte unos cuantos libros. Tienes donde elegir en las selecciones de novedades mensuales que vamos publicando en la web: Enero y febrero en adultos y enero y febrero en la sección de infantil y juvenil. Allí vas a encontrar por ejemplo A lo lejos, ese western crepuscular, Mujer al borde del tiempo, ciencia ficción de la buena, el ensayo político Cuatro futuros, Synchronicity para jóvenes, cómics como Barrera o lo nuevo de Cartarescu.
Te deseamos un Día del Libro muy de leer. Nosotros nos leemos la semana que viene.