Ensayos

El hombre que sabe qué es el posthumor

Un pesimista diría que el mundo se está convirtiendo en un chiste malo. Alguien más pesimista diría que el mundo siempre ha sido un chiste malo. Un tanguero –Enrique Santos Discépolo– lo dijo más claro: "el mundo fue y será una porquería ya lo sé, en el quinientos diez y en el dos mil también". Pero no se vayan, que esto hoy va de humor. Un humor raro, de los que te congela la risa o te la deja en sonrisa ladeada. ¿Está usted preparado para el posthumor?

Un pesimista diría que el mundo se está convirtiendo en un chiste malo. Alguien más pesimista diría que el mundo siempre ha sido un chiste malo. Un tanguero –Enrique Santos Discépolo– lo dijo más claro: “el mundo fue y será una porquería ya lo sé, en el quinientos diez y en el dos mil también”. Pero no se vayan, que esto hoy va de humor. Un humor raro, de los que te congela la risa o te la deja en sonrisa ladeada. ¿Está usted preparado para el posthumor?

¿Qué se siente al matar un gatito? Seamos sinceros: casi siempre que nos reímos hay alguien pasándolo mal. Algo así como que por cada carcajada muere un gatito. ¿Un tartazo bien dado? ¿Una cáscara de plátano? ¿Un oficinista que le deja el apartamento a su jefe para que se acueste con la chica de sus sueños? ¿Unos periodistas compitiendo por la mejor cobertura de la ejecución de un inocente? La comedia ha atravesado siglos “funcionando como un reloj”, es decir, con unos códigos de ritmo y de precisión absoluta en el manejo del lenguaje y la narración, ya sean audiovisuales o escritos.

¿Qué es eso del posthumor? En el libro “Un risa nueva: posthumor, parodias y otras mutaciones de la comedia”, Jordi Costa analiza el potencial de la comedia “para el discurso reflexivo, la indagación incómoda y el descriframiento de lo humano” y define el posthumor como “el fracaso de los propios mecanismos de la comedia […] El desarrollo de su lógica interna hasta su colapso”. Gente haciendo reír dinamitanto los esquemas que siempre habían servido, y consiguiendo un nuevo tipo de risa: mucha autodegradación (Rick Gervais es el rey aquí), mucho dar la vuelta al lenguaje, el propio y el de los medios (“The day today” y “El Mundo Today”), retorcer el gag, poner en primera línea los prejuicios mediante lo políticamente incorrecto… ¿cómo reírse ante el ridículo del personaje de “The Office” haciéndose el gracioso ante sus empleados? Risa y sudor frío a partes iguales. Dario Adanti hace en el mismo libro –editado por Nausícaä– una teoría en forma de historieta: el humor como la representación sintética de la dinámica del fracaso, y el posthumor como algo que parte de la certeza de que todo es un fracaso. El libro es una enorme guía para establacer referencias, conocer a los clásicos, abrazar humores no occidentales y hacer la lista de nuestra próxima visita al videoclub.

Humor=drama+tiempo. La fórmula viene a resumir todo lo comentado más arriba sobre la teoría de la comedia, pero la nueva situación parece exigir nuevos enunciados. Raúl Minchinela –el demiurgo mediático al frente de Reflexiones de Repronto – y Puño disparan fórmulas sin parar en  ¡Caramba! “, un fanzine con voluntad francotiradora que ha dedicado su primer número a teorizar sobre el humor… con historietas. Monteys le da vueltas al clásico chiste de “un inglés, un francés y un español…”. John Tones y Guitián disertan sobre los límites del humor: el tiempo es importante, el tiempo que ha pasado desde la desgracia que se quiere conjurar mediante la risa. También hay una jugosa entrevista con Paco Alcázar –un pionero de la risa oscura– y muchos de los grandes del cómic español como Mauro Entrialgo, Juaco Vizuete, Manel Fontdevilla…

El martir de la comedia. Jordi Costa ha definido a Chris Morris como “mártir en nombre de la comedia”. Después de hacer mucha televisión, y muy bien, Morris pasó al cine con una apuesta suicida. Su primera película como director va sobre unos terroristas islámicos, su adiestramiento, su convivencia diaria, su captación de gente para la célula, la preparación de un gran atentado en Inglaterra. Y todo esto es una comedia. Se llama “Four Lions” y se acaba de estrenar en España con un considerable retraso. ¿Querían un ejemplo de posthumor? Ahí va uno gordo. Los cuatro terroristas, los leones luchadores que ellos mismos piensan que son, van a mostrarnos en la pantalla todos los grados del ridículo, la vergüenza ajena, el absurdo y el humor físico que recuerda al más puro slapstick. Morris actúa de retorcido maestro de ceremonias actualizando un viejo recurso muy usado por la novela negra en general y por Jim Thompson en particular: hace que te identifiques con el protagonista, aunque sea un señor que habla con mucho acento y quiere volar tu casa por los aires. Risa nerviosa. No hay risas enlatas que valgan.

Miguel Noguera, el hombre de las ideas MAL. Circula por Internet la comedia “Los Morune“, que podría funcionar como extensión castiza de “Four Lions”. Uno de sus protagonistas es Miguel Noguera, autor del libro “Ultraviolencia” –editado por Blackie Books–, una colección de ideas raras que plasman en papel todo esto de lo que vengo hablando, paradojas que subvierten lo cotidiano y que componen un mundo extraño que absorbe.  “Sepa que se va a reír tanto que le dolerá la barriga, pero será una risa nueva. Y un dolor que hacía tiempo no sentía. Por último, abandone toda esperanza de poder explicar lo que ha leído y, sobre todo, de poderlo olvidar”, dice la contraportada del libro, con enorme acierto. Presentadores de telediario hablando de anos, Piqueras haciendo llamadas obscenas antes de entrar en antena, monólogos interiores del culebrón “Mar de amor”…

Noguera dice lo terrible con una levedad sobrecogedora, saca de contexto gestos habituales, suspende actos físicos inevitables, nos muestra lo cotidiano invadido por lo enfermizo. Trescientas ideas que nos sitúan en el polo opuesto a ese tipo de humor que triunfa en el estilo “club de la comedia”: evita la sorpresa –que siempre ha sido el mecanismo habitual del chiste– y en vez de acercarnos a una identificación facilona relacionada con lo anecdótico nos abre la puerta hacia una manera retorcida de pensar, entre lo kafkiano y lo perverso. Su idea base es llevar cada concepto hasta su extremo (un ejemplo: sonarse sin pañuelo en un sitio público hasta ser detenido) o darle totalmente la vuelta (al salir de un baño público, que desde fuera te digan, ocupado). Noguera cuenta estas cosas también en directo, en su espectáculo “Ultrashow”. Google lo sabe.

El posthumor nos da herramientas nuevas para reírnos del mundo que nos ha tocado. Ese mundo en el que unos bancos arruinan la economía y los arruinados intentan salvar a los bancos dándoles más dinero… A ver si todo esto de la crisis va a ser una superproducción estilo “El Show de Truman” con guion de Miguel Noguera…

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