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Leviathan, un mundo de pasados alternativos y posibles futuros

El libro que abre la trilogía steampunk de Scott Westerfeld nos propone una I Guerra Mundial alternativa donde los dos bandos construyen máquinas bélicas con distintas tecnologías. Clánkers darwinistas se enfrentan mientras Alek y Deryn se encuentran. Una historia donde la documentación inspira la imaginación, acompañada de las excelentes ilustraciones de Keith Thompson. Por MARTA GARCÍA ÁLVAREZ.

Leviathan Scott Westerfeld - Letras Corsarias Librería SalamancaLeviathan es el primer volumen de la trilogía retrofuturista ambientada en la Primera Guerra Mundial, escrita por el norteamericano Scott Westerfeld, que continúa con los títulos Behemoth y Goliath. Esta trilogía, que lleva por nombre el mismo que el libro, se enmarca dentro del steampunk (punk de vapor), un subgénero de la ciencia ficción surgido a finales de los años ochenta en Estados Unidos, caracterizado por mezclar imaginación y realidad, o en otras palabras, tecnología victoriana futurista y hechos reales, y proponer una historia alternativa en términos tecnológicos.

La novela se desarrolla en 1914, cuando el archiduque Francisco Fernando, heredero al trono austrohúngaro, y su esposa, son asesinados por revolucionarios serbios. Este hecho condujo a la guerra entre Austria y Serbia, se propagó a Alemania y Rusia y después a Francia y Gran Bretaña. Scott Westerfeld parte de este acontecimiento histórico para construir su historia, que a partir de aquí irá combinando verdad y ficción, hechos reales con acciones y datos imaginarios, dando lugar a una novela que, según palabras del propio autor, trata sobre posibles futuros más que de un pasado alternativo.

Austrohúngaros y alemanes construyen clánkers, grandes máquinas que se alimentan de vapor y diésel, mientras que los darwinistas británicos utilizan las cadenas de ADN a voluntad para crear máquinas vivas.

Bajo esta premisa, Westerfeld sitúa Leviathan en un mundo en el que la tecnología ha ido en dos direcciones distintas. Por un lado, los austrohúngaros y los alemanes construyen clánkers, grandes máquinas que se alimentan de vapor y diésel, mientras que los darwinistas británicos, que siguen la senda de Darwin, utilizan las cadenas de ADN a voluntad para crear máquinas vivas.

Así pues, según sostiene el autor, no se trata de una pugna de ideologías sino de una lucha de tecnologías.

Y en medio de esta guerra entre estas dos sociedades es donde se cruzan los caminos de los dos personajes principales de la trama: Alek, un chico clánker, y Deryn, una chica darwinista, que se convertirán en una especie de Romeo y Julieta en medio de una Primera Guerra Mundial alternativa.

El joven Alek, hijo del archiduque asesinado, deberá huir de su propia gente, que lo considera un peligro. Por su parte Deryn, una muchacha inglesa cuyo sueño es ser piloto de dirigible, se hará pasar por chico para así poder alistarse en las fuerzas aéreas británicas. Ambos, a pesar de ser enemigos, establecerán pronto una alianza inesperada y a bordo del Leviathan, el dirigible ballena que constituye la bestia más poderosa de la flota británica, intentarán cambiar el curso de la guerra. Y para ello deberán hacer frente a las múltiples batallas, estrategias y operaciones de espionaje de uno y otro ejército.

La novela está narrada en tercera persona y las historias de Alek y Deryn se van alternando cada dos capítulos, dando lugar a un tándem narrativo basado en dos puntos de vista bien diferenciados, familiarizando al lector tanto con el bando clánker como con el darwinista, introduciéndole en las afinidades políticas, económicas y tácticas de ambos ejércitos.

Westerfeld dota de credibilidad y realismo a los artefactos y bestias, encajándolos a la perfección en la precaria tecnología de la época.

Al ser una novela introductoria, la trama es sobre todo descriptiva y en ella encontramos prolijas explicaciones de los inventos clánkers y de las monstruosas bestias darwinistas. Respecto a estos elementos es de resaltar el original universo que ha creado el autor. Gracias a un arduo trabajo de documentación, Westerfeld, como si se tratara de un Verne o un Wells del siglo veintiuno, logra dotar de credibilidad y realismo a los artefactos y bestias que describe, encajándolos a la perfección en la precaria tecnología de la época en que se desarrolla la acción.

Aunque el ritmo de la narración es pausado no deja de ser un recurso necesario para asentar las bases de una saga compleja. Aún así, su ritmo es lo bastante fluido como para proporcionar una lectura amena y entretenida y no está carente de acción. De hecho, la novela nos ofrece escenas de acción frenética muy bien resueltas, especialmente de las singulares batallas aéreas que se libran entre los dos bandos.

Su estilo es directo y su prosa sencilla y clara, con frases cortas y abundantes diálogos. Respecto a los personajes principales, pese a que en esta primera parte no asistimos a una clara evolución, parece evidente que en los siguientes libros ganarán profundidad y evolucionarán a lo largo de la trilogía. Asimismo, los secundarios tienen potencial para ir ganando protagonismo en las próximas entregas.

Cabe destacar las excelentes y personalísimas ilustraciones que acompañan la novela, obra del artista canadiense Keith Thompson, que ayudan a visualizar todos los detalles que describe el autor y que reflejan a la perfección esa mezcla de pasado y futuro que rezuma la historia. Su trabajo puede verse en su página web.

Aquí os dejamos con el sugerente booktrailer en inglés, basado en las cincuenta ilustraciones de las que se compone la obra, y también con la presentación del libro por el autor.

¡Carguen cañones, elijan bando y adéntrense en esta Primera Guerra Mundial alternativa llena de extravagantes máquinas de guerra y extrañas criaturas evolucionistas!

 

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