La curiosidad nos puede llevar muy lejos. Hay que alentarla, mimarla y proporcionarle buen material, y hoy día existe una gran oferta de títulos con los que es posible aprender cosas a la vez que disfrutar de un bello libro. Ediciones muy cuidadas, enfoques originales, textos amenos e Ilustraciones bien integradas ayudan a descubrir cosas nuevas con autonomía, ofrecen información estructurada e incluso pueden despertar vocaciones varias con libros que llegan a ser pequeñas obras de arte. Y dicho esto, comenzamos.
Picnic, de María Ramos (Fulgencio Pimentel), es un libro sobre una comida campestre, como avisa su título, sobre cómo disfrutar de una buen día en el campo que nos traiga recuerdos de esas tardes interminables de cuando uno es pequeño, pero también es un libro sobre reciclaje, ecología y los ciclos de la naturaleza. Pero que nadie espere un manual porque Maria Ramos sugiere más que cuenta, utiliza los recursos gráficos para narrar con los mínimos elementos, centrando la atención con dibujos de contornos simples y generosos que conectan con el pequeño lector por su sencillez.
Si hay alguien realmente friki de la fauna que nos rodea es la autora de la colección de cuadernos Lu y su locura animal. Con un primer libro dedicado a la cabra montés, Luisa Méndez nos ilustra ahora con El colibrí picoespada y yo (Edelvives), en el que recopila toda la información posible sobre este ave (también llamada picaflor o pájaro-mosca), narrando en tono de aventura, con un formato entre cómic y diario de campo, dividido en capítulos, con coloridas ilustraciones y mucho humor. Una curiosa forma de abordar los libros con esta temática, con información rigurosa pero presentación original y divertida. Para futuros biólogos y demás amantes de la naturaleza a partir de 8 años.
“Este es mi barco. Se está hundiendo. Juntos, hemos visto el mundo entero”. Así empieza Mi barco, el trabajo más reciente de Roberto Innocenti, con texto de Amy Novesky y traducción de Carlos Heras. Publicado por Kalandraka, la historia comienza con el naufragio del Clementine, un navío mercante que durante medio siglo recorrió los puertos del mundo entero en tiempos de guerra y de paz. A través del relato de su capitán, el autor nos embarca en un viaje por el pasado y el presente del buque, tanto geográfico como cronológico, y de todos cuanto tuvieron algo que ver con él. El sencillo texto deja hablar a las ilustraciones realistas y llenas de detalles, ya clásicas en Innocenti, que combina panorámicas con planos en detalle y distintos punto de vista del barco, logrando secuencias que recuerdan a una película que nos quiere hablar del paso del tiempo y de las pasiones que duran toda la vida.
Llega el tercer volumen de la serie Los diarios de Cereza, titulado Los cinco tesoros, escrito por Joris Chamblain, ilustrado por Aurélie Neyret, editado por Alfaguara y traducido por Jorge Salgar. La protagonista es una niña de once años que llevada por su deseo de ser escritora recoge en un diario todo cuanto observa a su alrededor. Y con este formato de cómic y diario manuscrito asistimos a las aventuras cotidianas de Cereza y sus amigos, que en esta ocasión descubren en un taller de encuadernación un cofre misterioso con partituras antiguas y una nota donde dice que es el primero de cinco tesoros que hay que encontrar. La pareja de autores ha encontrado en esta forma de narrar una estructura atractiva y la redondean con una trama ágil, un halo de misterio y una ilustración delicada, luminosa, donde conviven bien realidad y fantasía.
Hoy recuperamos
Uno, cinco, muchos, de Kveta Pacovská (Kókinos).Traducción Esther Rubio. La autora de obras como Caperucita roja o El pequeño rey de las flores pone su innovador estilo al servicio de este libro troquelado con la intención de invitar a contar a los niños más pequeños. Páginas con formas geométricas y vivos colores, pero también con hipopótamos, pájaros, ratones, lunas y otros personajes que se contorsionan y adoptan formas imposibles para construir los números mientras esperan a que el lector haga su conteo. Solapas, texturas y espejos dinamizan una propuesta diferente, pensada para jugar, una propuesta que se percibe con todos los sentidos y que completa el original mundo de la ilustradora checa que trata cada libro, sea la temática que sea, como un objeto de arte en papel.
La ilustración de la cabecera es de la autora Kveta Pacovská.