Cuando el entonces joven historiador del arte Juan Antonio Ramírez le dijo al director de su departamento que quería hacer su tesis doctoral sobre los tebeos españoles de la posguerra, éste le respondió que mejor dedicara sus esfuerzos intelectuales a “un escultor bueno, castellano, del siglo XVI”.
Era 1975, un año muy recordado. No le hizo caso. Su estudio –el primero en la universidad española– sobre aquellas historietas de Bruguera y los moldes ideológicos que las sustentaban abrió la puerta académica al cómic, una puerta estrecha que ha ido muy poco a poco agrandándose.
“Los tebeos me obligaron a cambiar la manera de entender todo el arte”, decía en una conferencia. Así recordamos a Ramírez –un autor muy prolífico y director de una inolvidable colección de libros de arte en Siruela– que murió hace ya once años.
En 1981, Antonio Altarriba leyó su tesis sobre el cómic francés de la década anterior. Altarriba llegó al cómic a través de la literatura y dejaba clara su idea estética: la historieta es un medio mutante, la imbricación perfecta entre la palabra y la imagen. Y posteriormente pasó de la teoría a la práctica, con guiones como El arte de volar, para el que sobran presentaciones.
Hoy es hoy, y tenemos varias estanterías a rebosar de magníficas obras mutantes. “Madre mía cómo está la sección de cómic”, dijo el otro día alguien aquí. En esa sección ahora al suelo lo llamamos estantería horizontal: por poco que nos guste echar los libros al piso, siempre es una solución más factible que perforar muros e invadir locales colindantes.
Hemos tenido una buena cosecha este año, una buena cantidad de libros que se añadirán a esa zona de entrada por San Boal que a veces nos recuerda a los pasados momentos gloriosos de acercarse a un buen quiosco a primeros de mes. Revistas y tebeos. Ñam.
Al hacer la lista anual los dividimos en dos grupos. Los de factura más clásica y los que calificaríamos de alternativos si no odiáramos esa palabra tan gastada y que ya no dice nada. Olvídala. Así que recurrimos al bueno de Robert Louis Stevenson y le cogimos prestado a un personaje, que son dos.
Hay auténticas joyas. Aquí te las dejamos, para que aprecies su arte y para ver si vamos despejando un poco esto.