La mesilla del lector

La mesilla del lector. Octubre: Paco Antequera

Paco Antequera, biólogo e investigador del CSIC en Genómica, es nuestro lector del mes. Ahí van sus diez recomendaciones: divulgación científica, cómic, naturaleza y fantasía.

Cada mes, uno de nuestros lectores, amigos, colaboradores, cómplices o conspiradores, elige diez libros de nuestro fondo. Con total libertad para seleccionar lo que estime oportuno. Nosotros los colocamos en una de las mesas debajo del ventanal de San Boal, los arropamos con una butaca mullida y observamos a ver qué pasa. Puedes ver aquí el histórico de nuestras mesillas, encontrarás perlas.

Empezamos la temporada con Paco Antequera. Si imaginamos un rastro siguiendo los libros que mira cada lector en la librería, el suyo tiene mil direcciones. Biólogo en el CSIC, investigador sobre la herencia genética, sus intereses no conocen compartimentos estancos: historia, música, pintura, cómic. Y, por supuesto, divulgación científica. Su lista es un fiel reflejo de esa búsqueda gozosa de conocimiento, creatividad y fantasía.

La mesilla del lector – Paco Antequera – Libros recomendados – Letras Corsarias Librería Salamanca

Los diez libros de Paco Antequera

Philemon. Fred. ECC

Philemon descubre accidentalmente que el nombre “Océano Atlántico” escrito en los mapas se corresponde con islas reales en medio del océano que tienen la forma de las letras. La exploración de ese mundo surrealista y las extrañas costumbres de sus habitantes desbordan las páginas con una fantasía narrativa y visual arrolladora. Unico en su género.

Emigrantes. Shaun Tan. Barbara Fiore

La tragedia de abandonar un mundo aterrador para emigrar a otro donde vivir como una pieza anónima de un mecanismo incomprensible. Una narración a ritmo cinematográfico en blanco y negro y sin palabras sobre el desgarro, la soledad y la marginación de millones de hombres y mujeres a veces sólo a unos metros de distancia de nuestro sillón favorito.

La vida de las abejas. Maurice Maeterlinck. Ariel

Una abeja no recorre 10 kilómetros y visita más de 3000 flores en un día para alegrar la primavera sino para sobrevivir. Es un auténtico regalo que un premio Nobel de literatura haya sido capaz de contar su historia natural con un rigor científico tan admirable. Recomendado por nueve de cada diez abejas consultadas.

Einstein y Picasso. Arthur I. Miller. Tusquets

Einstein descubrió que el tiempo y el espacio podían estirarse y contraerse. En el mismo año, Picasso descubrió que las imágenes podían representarse desde varios puntos de vista simultáneamente. Arthur Miller cuenta como Einstein y Picasso consiguieron ver lo que nadie había visto antes y como la ciencia y el arte nos revelan niveles de la realidad inimaginables a simple vista.

Correo literario. Wislawa Szymborska. Nórdica

Durante 21 años Wislawa Szymborska comentó desde su columna semanal en un periódico de Cracovia textos poéticos enviados por lectores para su posible publicación. La colección de sus respuestas, cariñosas, afiladas y casi siempre demoledoras, componen sin pretenderlo el mejor manual de todo lo que hay que evitar al escribir. Y parecía una abuela inofensiva.

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El gen. Siddhartha Mukherjee. Debate

Los genes contienen la información para fabricar las piezas de las que estamos hechos y las instrucciones para su ensamblaje. El lenguaje de los genes es extraño y fascinante y este libro cuenta como se descifró, las consecuencias de las erratas en el texto genético y como podemos reescribirlo. Imprescindible para todo el que tenga interés en saber como se convirtió en un lector empedernido a partir de un óvulo y un espermatozoide.

Historia secreta del mundo. Emilio Gavilanes. La Discreta

La historia siempre generaliza, pero una historia rigurosa de la humanidad debería incluir cada instante de la vida de cada hombre. Gavilanes ha emprendido esa tarea. Con precisión de orfebre, describe algunos instantes secretos, inesperados e irrelevantes de la vida de reyes, poetas, corsarios, clérigos, asesinos, lunáticos, y otras almas desamparadas condenadas al olvido para siempre. Espero impaciente que complete la obra que ha empezado.

Cuentos completos. Saki. Alpha Decay

Desde la primera frase de cada cuento, sin preámbulos y sin anestesia, Saki disecciona con un lenguaje mordaz, elegante y sin contemplaciones las capas de falsa moralidad y buenos modales de sus personajes hasta llegar al núcleo de sus auténticas motivaciones. Quizás, la descripción más precisa de su talento esté en la frase que cierra uno de sus relatos más inquietantes: “La invención sin previo aviso era su especialidad”.

Aware. Vicente Haya. Kairós

Aware es la emoción profunda que sólo podemos sentir al contemplar la naturaleza tal cual se presenta a nuestros sentidos, no a nuestro razonamiento. Un haiku no es más que la expresión sencilla e inocente de ese instante único. Dice Vicente Haya que para escribir un haiku no hay que pretender escribirlo. A partir del aware, se escribe solo.

Los restos del día. Kazuo Ishiguro. Anagrama

En el ocaso de su vida, un hombre que ha sacrificado todo al perfeccionamiento de su profesión rememora el camino recorrido, sus limitaciones, sus deseos, sus equivocaciones y sobre todo, la llamada a la que no respondió ¿Por qué creyó que siempre habría otra oportunidad? Una obra maestra de una belleza terrible.


”El conocimiento hace la vida mejor”

Antonio Marcos

“Me interesa todo porque todo forma parte de la misma cosa”. Con esa frase podría resumirse la actitud como lector de Paco Antequera, científico y curioso, perseguidor del conocimiento como un ingrediente necesario para la felicidad. De día se centra en lo minúsculo, en las moléculas que definen nuestra herencia genética. Lleva veinticinco años como investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y trabaja en un laboratorio del Instituto de Biología Funcional y Genómica, ese edificio rojizo dedicado a conocer cómo funcionan los genes que se alza a un costado del cementerio. Por la noche lee, sin un orden aparente pero alternando esos libros que explican cómo y por qué suceden las cosas y los que hacen florecer la imaginación.

Hijo de una generación que salía al campo los domingos, se interesó por la naturaleza desde bien pequeño. “De niño coleccioné con gran esfuerzo la Enciclopedia Salvat de la Fauna, en fascículos de veinticinco pesetas, que todavía guardo como un tesoro. También seguía los programas de Félix Rodríguez de la Fuente… Así que desde Cáceres llegué a Salamanca para estudiar Biología. Me interesan el arte, la filosofía, la música, pero había que decidirse por algo”, recuerda.

“La ciencia da una visión de cómo encajan las piezas, los fundamentos de cómo funciona el mundo. Me gusta esa frase de Borges que dice: la misión de las cosas es ser una felicidad. El conocimiento hace la vida mejor. Nos permite ver cuando miramos. Es como presenciar una partida de ajedrez: si conoces las reglas, disfrutas mucho más del juego. La división entre letras y ciencias me parece absurda: todo forma parte de lo mismo”, afirma.

En materia de divulgación científica, Paco es uno de nuestros referentes en la librería. “La ciencia, a nivel técnico, utiliza un lenguaje propio y es oscura e impenetrable sin un poco de entrenamiento, está lejos de cómo percibimos la realidad a través de los sentidos. Es vital que alguien traduzca ese nivel de detalle a un relato que la conecte con la experiencia diaria. En España se ha avanzado mucho en los últimos años, incluso desde las instituciones científicas como el CSIC o las universidades se fomenta como algo necesario. En mi generación, además de Rodríguez de la Fuente, tuvimos como referente a Carl Sagan, un astrofísico que contagiaba eso que es vital en divulgación, la capacidad de entusiasmar. Creo que la narrativa, el arte de contar cosas, debería ser algo obligatorio en la educación desde el primer día, porque me parece algo básico en todos los órdenes de la vida”, explica.

Así que podemos encontrarle leyendo un ensayo histórico sobre el nacimiento de la ciencia en la Edad Media, la vida de las abejas, un libro de relatos o cómics fantasiosos. “No soy un buen lector, empiezo un montón de libros que no termino. Leo a salto de mata, no soy nada sistemático. Admiro a la gente que es procesiva, que sigue un plan. Soy poco de grandes novelas, tiendo más a leer algo que pueda empezar y terminar en una sesión. Vaya, que no me meto en Guerra y Paz, con todos los respetos para Tolstói”, bromea.

Sus ahorros infantiles se repartían entre la mencionada Salvat y los tebeos del Capitán Trueno y Spiderman. “Dos referentes importantes. Un superhéroe a jornada parcial, un chaval normal que vivía con su tía y tenía los mismos problemas que cualquiera. Y el trío del Capitán con Goliat y Crispín era magnífico”, recuerda. La conversación de sábado por la mañana recorre caminos japoneses –“me atrae esa tendencia al minimalismo, su aproximación sencilla a las cosas, su sentido de la naturaleza y la estética, con el haiku como la quintaesencia de todo eso”–, el proceso que lleva hasta la abstracción pictórica (si tuviera que elegir un pintor, se quedaría con Paul Cézanne) y cómo los avances en el arte y la ciencia beben de la misma fuente.

“He elegido el libro Einstein y Picasso, de Arthur I. Miller. El mismo año Einstein descubrió que el tiempo y el espacio podían estirarse y contraerse y Picasso descubrió que las imágenes podían representarse desde varios puntos de vista simultáneamente. El mundo lo mueve gente que ha visto algo que antes no se veía. Todos los cambios de paradigma en el conocimiento o en el arte han sido actos de creatividad y de imaginación”.

Esos cambios los leemos en los libros de historia y tal vez ahora no seamos conscientes de los que se están produciendo hoy mismo, transformaciones sin retorno. “Siempre es sin retorno. Eso está implícito en la Segunda Ley de la Termodinámica. El tiempo es una flecha, no hay vuelta atrás. Cambios a distinto, no necesariamente a mejor o peor. En materia de genética, por ejemplo, existe la posibilidad de reescribir el texto genético e intervenir en el diseño de los organismos. Es un futuro muy interesante aunque para algunos pueda parecer aterrador. Pero el progreso siempre es así, no puede detenerse. La misión de la ciencia es entender el funcionamiento de la naturaleza. Es nuestra responsabilidad que ese conocimiento haga mejor la vida de todos”, concluye.

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