Parece que no son tiempos propicios para el periodismo. Y, precisamente por eso, son tiempos propicios. Una mezcla de propaganda, rumorología medieval 4G y el absolutismo de lo espectacular y el entretenimiento están convirtiendo la información más consumida en una capa grasienta alimentada por titulares tramposos, mendicidades de clic y bombardeos de opiniones de racimo. Lo que los medios masivos privilegian de un tiempo a esta parte es un material que cada vez resulta más irrelevante para el que debería ser su fin: ofrecer al lector-espectador una lectura del mundo que le ayude conocer los hechos y a obrar en consecuencia.
Esbozado lo anterior, que tiene más de sensación que de diagnóstico analítico, y añadiendo los clásicos ingredientes de la crisis del sector –este artículo de Gervasio Sánchez sobre las vergüenzas ocultas del periodismo español es dolorosamente esclarecedor–, frente a la línea de las últimas noticias sobre el periodismo –por utilizar el título del libro de Furio Colombo escrito ya a mediados de los noventa–, buscamos el lado de las nuevas noticias: medios independientes que nacen con un espíritu de aventura colectiva y un afán de hacer las cosas como siempre se deberían haber seguido haciendo. Porque periodismo hay, en todas partes: en el periódico local, en una pequeña desconexión de la cadena de radio, en una manera de preguntar en una rueda de prensa, escaneando el BOE, agrupando y visualizando datos… El problema es que el foco parece estar en otra parte: más en su utilización como un arma más en el vídeojuego de la polarización que en su capacidad para abrir los ojos.
El colectivo 5W ha conseguido devolver el foco a la historia, a la pieza, esa unidad básica del periodismo. Al final, el periodista sabe bien que el valor de lo que hace viene dado por lo que es capaz de poner ahí, sobre el papel o en el soporte que sea. Lo que cuenta, cómo lo hace y lo que deja fuera. Ver, escuchar y determinar qué es relevante. 5W está creado por periodistas, por eso toda la fuerza recae ahí, en cada url de su sitio web o en cada página de su versión libro. El mensaje es claro: puede resultar complicado, azaroso o agotador, pero es posible contar historias. Cada año, 5W publica una selección en un volumen para guardar.
El segundo número se titula Las reglas del mundo y se centra en cómo en distintos lugares del planeta se sufre la presencia de leyes arbitrarias e injustas. O se lucha contra la ausencia de ellas, o contra el hecho de que no se respeten. Todo el libro es un recordatorio de qué ocurre cuando impera la ley del más fuerte. Y el más fuerte suele ser siempre el mismo. Marta Arias, fundadora y redactora de la revista, viene a la librería invitada por la Asociación Salmantina de Periodistas a hablarnos de su reportaje sobre los niños mendigos de Senegal, sobre esas fotos transparentes y llenas de fuerza de mujeres afganas de Gervasio Sánchez o las de J.M. López en las ruinas de Alepo sobre los Cascos Blancos, sobre ese reportaje acerca de las leyes que ha ido imponiendo ISIS en sus territorios conquistados, escrito por Mikel Ayestaran.
“No hay nada más público y privado a la vez que un libro: su lectura íntima, intransferible, privada; su voluntad de trascender, de difundirse, la aspiración pública de conocimiento que atesora”, escriben. Esa es la idea. El periodismo no se teoriza, se hace. La mesa estará moderada y organizada por César Brito, periodista freelance y miembro de la Aspe, y contará también la presencia del reportero gráfico Alberto Prieto, cuyos reportajes sobre Chernóbil o Afganistán se han publicado en numerosos medios nacionales e internacionales.
Antonio Marcos