Cuando Pippi Calzaslargas aparecía en la pantalla pensabas: eh, esa es de las nuestras.
Tampoco es que os parecierais mucho. Tú ahí comiendo tu bocadillo de chocolate antes de hacer los deberes y ella levantando a su caballo de lunares con un brazo. No iba al cole y era más lista que nadie, no tenía padres y jamás sentía miedo. No concebía aburrirse.
Una niña que sólo hacía una cosa en su vida: ser niña.
A Pinocho, por hacer una cuarta parte de lo que hace Pippi, le cayó encima un castigo bíblico, con ballena incluida.
Aquella niña pecosa, pelirroja y radicalmente libre se la inventó Astrid Lindgren en 1945. Escribió tres libros magníficos en los que ella y sus amigos Tommy y Annika descubren, viajan, se aventuran, contravienen toda la lógica y las normas de los adultos.
Nosotros –que somos mucho más formalitos que Pippi porque tenemos un negocio que sacar adelante– hemos tenido también un encontronazo con lo normativo esta mañana.
Parece ser que la administración local no nos permite utilizar nuestro pequeño equipo de sonido para hacer actividades en la Plaza de San Boal como la del pasado 23 de junio.
Ni el pequeño ni uno más grande, claro. Ninguno.
¿Qué haría Pippi en una situación como esta?
- Contratar al Orfeón Donostiarra para cantar en re menor las ideas que se le vayan ocurriendo a Marta Sanz el 20 de julio.
- Que Ben Clark haga aprenderse al mono Señor Nilsson sus poemas y que éste los interprete en lenguaje de signos el 9 de julio.
- Que Rebeca, de Un Punto Curioso, cuente a voces sus cuentos el 10 de julio subida al caballo que Pippi tiene viviendo en su porche.
Todo esto iba a llevar un tiempo considerable y un gasto que Pippi se puede permitir porque tiene un cofre lleno de monedas de oro, algo de lo que carecemos hasta el momento.
Nosotros hemos optado por soluciones menos imaginativas como preguntar qué normativa lo impide, bajo qué condiciones y en qué punto ha cambiado desde que recibimos autorización para su uso el 23 de junio.
Más que nada por tener claro que algunos conciertos, teatro de calle y hasta televisores a todo trapo en la Plaza cuando lo del mundial de fútbol no han sido imaginaciones nuestras.
Si lo de la pequeña amplificación de sonido tiene una cola de las excepciones, intentaremos ponernos en ella. Si no, no podremos celebrar esas actividades que habíamos pensado. Está feo abusar de las cuerdas vocales de tus invitados.
Seguiremos informando
Aquí tienes los tres libros de Pippi.
Los ha rescatado Kókinos con sus ilustraciones originales, son fantásticos y están recién llegados a nuestra tienda.
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