El ingenuo salvaje

David Storey

22,95

“Nunca antes la pantalla explotó en emociones tan crudas”, decía el cartel de la película de Lindsay Anderson, 1963, basada en esta novela, uno de los grandes clásicos de esa literatura que basándose en el deporte consigue retratar un buen trozo de la condición humana. El protagonista proviene de una ciudad minera y ha conseguido el éxito jugando al rugby, pero eso no le da la felicidad que esperaba porque esa Inglaterra clasista de los sesenta no le deja acomodarse entre quienes siguen mirándole de reojo con la sonrisa del desprecio.

Arthur Machin es un vector, una máquina de músculos, que arrasa en su carrera hacia adelante pero no consigue avanzar hacia arriba. Aquella película, una de las más oscuras y desasosegantes del Free Cinema, tuvo guión el propio Storey –que también jugó al rugby– y la novela suena como si no hubiera pasado el tiempo por ella.

Editorial: Impedimenta | Traductora: Consuelo Rubio | Páginas: 400

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El ingenuo salvaje
El ingenuo salvaje
22,95