Ya está aquí el estío, tío, maldita sea. Y como cada año nos enfrentamos a una pregunta habitual: ¿qué novela me recomiendas para el verano? Seguramente, en lo único en lo que nos vamos a poner de acuerdo a la hora de definir qué es una novela buena para el verano es en que hay tantos tipos de lectores como tipos de vacaciones. Y que esos lectores tienen además momentos más así o más asá, más de descanso o más de búsqueda. Y que también influyen los gustos, las costumbres, las experiencias anteriores. En fin, muy lioso y muy sencillo a la vez.
Aventuramos una teoría. Quizá buscamos esa novela que esté a la altura de lo que se prevé como el momento de máxima realización lectora del año, después de atravesar el curso rateando tiempo al sueño y haciendo avanzar a trompicones el marcapáginas. Queremos algo en lo que sumergirnos y que la experiencia dure, algo que nos enganche fuerte y que nos deje un poso para paladear. Algo que nos permita viajar, salir y hasta broncearnos pero hacerlo con un secretito dentro, sintiendo el gusto que da añadir viaje interior al viaje exterior. Una lectura que te hace desandar doscientos metros de arena ardiente porque se te ha olvidado el libro en casa. Eso queremos.
Así que concluimos que esa novela será una distinta en cada caso, pero hemos elaborado un recuento de algunas que pueden funcionar. Una pequeña lista hecha por el falible método de hacer memoria, repasar estanterías y hacer una mezcla de libros de este año (los menos) y del fondo. Y agruparlos de alguna manera. Incluso de incluir unos pocos libros que no son novelas. Cuéntanos cuál es tu #noveladeverano, estamos deseando saberlo.
Recuerda que en verano tenemos un horario especial: lunes a viernes de 10 a 14h y de 18 a 21h, y sábados de 10 a 14h. Con estas recomendaciones te decimos adiós (en cuanto a lo de escribirte) hasta septiembre.
Noches de verano en la ciudad
Sur. Antonio Soler. Galaxia Gutenberg. Una experiencia absorbente, la novela más ambiciosa de un gran narrador como Soler. Un retrato profundo de Málaga en el momento justo, ese en el que ciertas ciudades parecen estar perdiendo su identidad. Para nosotros, uno de los libros de este año.

Viernes en Enrico’s. Don Carpenter. Sexto Piso. Traductor: Javier Guerrero. Muy indicada para la hora azul, ese momento del crepúsculo cuando la tarde no termina de irse pero no llega todavía la noche. Escritores que se reúnen, hablan y beben por encima de sus posibilidades y de sus obras. Entrar en la elegancia y la ironía de Carpenter es como volver al bar de siempre por un rato.
La aventura
Música acuática. T.C. Boyle. Impedimenta. Traductor: Manuel Pereira. Dos aventureros recorren el río Niger y las calles dickensianas de los suburbios del Londres de finales del siglo XVIII. Uno es un personaje histórico, Mungo Park, el otro un buscavidas inventado llamado Ned Rise. Una locura de novela, escrita de manera más que brillante.
El enamorado de la Osa Mayor. Sergiusz Piasecki. Acantilado. Traductores: A. Rubio y J. Slawomirski. Hay muchos elementos que han convertido este libro en una obra de culto: escrito en la cárcel por un bandolero, con un estilo sencillo, puro, como si la vida de esos contrabandistas polacos hubiera encontrado sus palabras justas para convertirse en mito. Uno de nuestros favoritos.

Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay. Michael Chabon. Literatura Random House. Traductor: Javier Calvo. La novela que conecta la emigración europea a Estados Unidos, la vida de esos emigrantes en las grandes ciudades y el nacimiento del cómic como medio de masas. Sueños, ambiciones, cultura popular. Política. Chabon inspirado y narrando con la cadena suelta.
Los detectives salvajes. Roberto Bolaño. Alfaguara. Toda la novela es el deseo de un viaje, el de la búsqueda de la poeta perdida Cesárea Tinajero. La aventura de vivir y la de escribir. Pasar un verano con Bolaño y esos poetas que habitan la colmena del DF es como encontrar la estatua de la Libertad en El planeta de los simios: una revelación.
Fantasías históricas
En costas extrañas. Tim Powers. Gigamesh. Traductora: Cristina Macía. Una historia de piratas de las de siempre, pero metida en una atmósfera fantástica, una de esas lecturas con las que volvemos a ser un poco niños: espadas, romances, misterio, acción. Y magia negra por los siete mares. Si tienes que ir a algún Caribe, que sea a éste.
Q. Luther Blisset. Debolsillo. Traductor: José Ramón Monreal. Se tiende a comparar esta novela del colectivo Luther Blisset con El nombre de la rosa, de Umberto Eco. Vale: es la constatación de que la ficción histórica puede ser un vehículo para la intriga, la emoción y el descubrimiento, y todo eso sin caer en ningún lugar común ni en lo facilón. Ambientada en la Europa de la Contrarreforma y protagonizada por la plebe.
Lo verde
El clamor de los bosques. Richard Powers. Alianza de Novelas. Traductora: Teresa Lanero Ladrón de Guevara. Premio Pulitzer de este año, este es el libro que nos ha absorbido en las últimas semanas. Hay algo de la intimidad de los bosques aquí, y una estructura narrativa que te obliga a seguir leyendo pase lo que pase, como si estuviéramos dentro de los círculos concéntricos de la madera.

Lo desierto
Meridiano de sangre. Cormac McCarthy. Literatura Random House. Traductor: Luis Murillo Fort. John Banville dijo: “Se lee como una mezcla del Infierno, la Ilíada y Moby Dick”. Hay calor, viaje, angustia y miseria moral. Quizá demasiado parecido a una playa abarrotada en agosto. Si quieres pasar un rato sediento y despellejado, McCarthy es un maestro para llevarte a ese lugar.
Trilogía Rulfo. Juan Rulfo. RM Verlag. Este estuche contiene tres joyas que ya no vas a quitarte nunca de encima: El llano en llamas, Pedro Páramo y El gallo de oro. Todas escritas en los años cincuenta dan medida del enorme talento de ese viajero, fotógrafo y escritor que fue Rulfo. México contado desde dentro, desde una voz que se abre a la gravedad del universo sobre la tierra.
El tiempo detenido
Zama. Antonio Di Benedetetto. Adriana Hidalgo. Si tienes la sensación de que ya no sabes qué día es, vas a sintonizar mucho con Diego de Zama, un funcionario de la Corona española, allá por cuando la colonización, que parecía que iba a ser un gran hombre, pero no. Y que iba a conquistar a una bella mujer, pero no. La espera y la desesperanza. El lenguaje. Ésta es de este tipo de joyas que vas a recordar siempre.
Un cuento antes de dormir
Cuentos completos. Flannery O’Connor. Lumen. Traductores: Ozores Álvarez, Celia Filipetto, Marcelo Covian. No sabemos si hay muchos sures o hay un solo sur repartido por el mundo. Flannery supo extraer petróleo del suyo, esa América a la que aplicó un ojo atento, una mirada que concebía la belleza en medio de lo decrépito. Meterse en sus cuentos es como encontrar algo humano que nos mira muy fijamente directamente a los ojos.

Todos los cuentos. Clarice Lispector. Siruela. Traductores: Elena Losada, Cristina Peri Rossi, Juan García, Marcelo Cohen. Si al final del verano has conseguido introducirte un poco en el mundo de Clarice, tu yo de enero te lo va a agradecer. Porque esto ya no se deja. Ella escribió constantemente, dejando su alma en cada página. No hay nada superfluo, ni una palabra. Sutil, elegante y a la vez salvaje, una persona contaminada hasta lo más profundo por la literatura.
Kilómetro 0
Las aguas esmaltadas. Manuel Díaz Luis. Delirio. Un plan para el verano: agarra el coche y recorre la sierra de Las Quilamas, cada día un poco. Termina todos los días sentado en el Rincón de Manuel Díaz Luis, en Monleón, sintiendo cómo el calor se evapora de toda esa piedra. Si quieres puedes leer cada día un capítulo de esta breve obra cumbre del escritor de Campillo de Salvatierra, pero no conocemos a nadie que no se lo haya leído de un tirón.
Todos los cuentos. Carmen Martín Gaite. Siruela. Aquí al lado de la librería vivió Carmen. Hasta hay una estatua, quizá demasiado granítica para la sutiliza que se gastaba la escritora salmantina. Sus cuentos son la base de toda su escritura, el terreno para experimentar, para crear imágenes y atmósferas de una vida que siempre se le quedaba corta.
Nunca sin una novela negra
El talento de Mr. Ripley. Patricia Highsmith. Anagrama. Traductor: Jordi Beltrán. Allí donde exista todavía un poco de inocencia, viene Tom Ripley y te la pisotea. Ripley es un psicópata de Bret Easton Ellis trasplantado a los años cincuenta, demasiado listo, demasiado guapo como para no obtener todo lo que desea. Es un depredador y su creadora es tan inteligente, tan precisa, tan morbosa que destruye la novela negra clásica para inaugurar un lugar que solo ella es capaz de ocupar.

Picnic en Hanging Rock. Joan Lindsay. Impedimenta. Traductora: Pilar Adón. Desde que leíamos los libros de Los Cinco, picnic y misterio en la misma frase nos hace salivar de forma considerable. Esta es una comida campestre, una zona escarpada de Australia y tres niñas y una profesora desaparecen. ¿Qué paso? ¿Pasó de verdad? Esta intriga, en la mejor tradición del policiaco pero con su propia personalidad, ya se ha convertido en un culto global.
Tras los pasos del Watusi
La noche fenomenal. Javier Pérez Andújar. Anagrama. Nuestro amigo Fran Matute lo definió como Fringe+Bruguera. Gente viajando de una Barcelona a otra por grietas en las paredes, encarnándose en personajes famosos mientras no deja de llover y un grupo de investigadores del misterio persiguen una explicación. Pasear con Andújar por cualquier Barcelona siempre es un privilegio.
¿Qué tal lo estáis pasando?
Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer. David Foster Wallace. Literatura Random House. Traductor: Javier Calvo. No es una novela, es una no-ficción, que dicen los americanos. Pero es la leche: la respuesta a esa sensación de que los otros siempre lo están pasando mejor, siempre han decidido mejor. DFW se embarca en un crucero para contarnos la ponzoña aspiracional que se esconde bajo cubierta y de paso reventar para siempre la idea del reportaje periodístico.
Esto es todo. Feliz verano y pásate a vernos cuando quieras. Prometemos frescor y buenos libros.
Imagen superior: El verano de Kikujiro (Takeshi Kitano).