Mercedes Brugarolas
Hoy comienza el verano en el hemisferio norte. El calendario anuncia puntualmente el cambio de estación y ante la inminente llegada de las vacaciones escolares, la mente de la que escribe hace una asociación casi inmediata: verano + infancia = días felices. Intuimos que la ecuación no siempre se cumple, pero ya se sabe que los recuerdos son selectivos y cada uno vuelca sus experiencias, entretejidas de cierta nostalgia, sobre cómo vivimos esos días con todo el tiempo del mundo por delante.
Los veranos de la infancia son así, largos días que se pasan rápido, con sabor a polo de limón, agua de la piscina y raspones en la rodilla, pero son intensos y se recuerdan siempre.
Quizá por eso José Saramago, en un delicado álbum que se acaba de publicar con motivo del centenario de su nacimiento, Una luz inesperada, escribe: «El mito del paraíso perdido es el de la infancia, no hay otro. Lo demás son realidades por conquistar, soñadas en el presente, guardadas en el futuro inalcanzable.»
Ya seas de mar o de montaña, de fiestas y verbenas o te tiren más los campamentos y el juego al aire libre, el ritual de vacaciones siempre puede incluir libros en la maleta y nosotros, siguiendo el ritmo del calendario, acudimos fieles a la cita con una selección de libros para lectores de diferentes edades. ¡Felices, felices días!